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DESARME DE HIZBULÁ. AHORA O NUNCA

Este agosto hemos sido testigos de un hecho histórico para la estabilidad del Líbano: El gobierno libanés ha ordenado a su Ejército que prepare un plan para desarmar a Hizbulá[1] (en árabe, Partido de Alá) antes de que acabe el año[2]. Hizbulá ya ha dicho que no se desarmará voluntariamente[3].

La decisión del gobierno del País del Cedro es muy valiente y puede parecer incluso suicida, teniendo en cuenta el gran poder político, militar y social del movimiento chií (más de un 25% de la población libanesa es chiita). Desarmar a Hizbulá sin su consentimiento puede desembocar en una guerra civil entre las fuerzas armadas libanesas y el grupo armado proiraní. Y Líbano sabe bien lo que significa una guerra civil porque aún no se han cerrado las terribles heridas de la última lucha fratricida que sufrieron en su territorio desde 1975 y que desembocó en consecuencias tan terribles como la muerte de más 120000 personas… y en el nacimiento de Hizbulá. Los acuerdos de paz que concluyeron en 1990 con la guerra civil libanesa incluían el desarme de Hizbulá, cosa que no ha hecho hasta la fecha, y que no hará salvo que se le obligue por la fuerza.

Sin embargo, la decisión gubernamental libanesa, que cuenta con el apoyo incondicional de su Ejército y de la mayor parte de su población, tiene toda la lógica del mundo. Hizbulá nunca ha sido tan débil como ahora, después de las espectaculares acciones contrasubversivas desarrolladas por los servicios secretos y fuerzas armadas hebreas (MOSAD y TZÁHAL), en suelo libanés, contra el autodenominado Partido de Alá. Israel ha conseguido recientemente la eliminación en septiembre del año pasado del gran último líder del movimiento proiraní, Hasán Nasralá. También descabezó pocos días antes su cúpula directiva, por medio de una operación de explosión de cientos de dispositivos electrónicos (beepers y walkie talkies) digna de una película de Tom Cruise. Por último, en enero de este año, el pequeño pero eficiente estado judío ha ejecutado una campaña selectiva contra objetivos terroristas en Beirut y otras ciudades importantes de Líbano, que han golpeado con fuerza los aparatos militares de Hizbulá, aunque también han causado importantes daños colaterales para el resto de población libanesa. La consecuencia más visible de esta campaña es la ocupación de una parte del sur del Líbano por parte del Tzáhal desde febrero de este año, lo que supone una clara violación de la soberanía del País del Cedro[4].

Estos daños y lo que se ve a diario de la guerra en Gaza han enseñado a la sociedad libanesa que no se puede ser rehén de un grupo armado, se llame Hamás o se llame Hizbulá, que ataca a Israel cuando lo ordena Teherán. Precisamente el intercambio de golpes entre Irán y el estado hebreo durante el pasado mes de junio, con el apoyo a Israel de la poderosa maquinaria militar de Estados Unidos, ha concluido con un debilitamiento internacional de Irán y su programa nuclear, lo que indirectamente contribuye a debilitar aún más a su proxy libanés, Hizbulá.

El plan de desarme, promovido por Estados Unidos y coordinado con Israel, establece que sólo el Ejército libanés portará armamento en su territorio. A cambio Israel reducirá gradualmente su presencia en el sur del país[5].  El desarme de la milicia chiita busca por tanto garantizar la retirada hebrea de territorio libanés y evitar al mismo tiempo que de nuevo Hizbulá u otras milicias realicen nuevos ataques a Israel que impliquen las terribles represalias judías que tan bien conoce ya Beirut.

La Comunidad Internacional (no sólo la administración Trump) debe implicarse este proceso de desarme. No se trata de proteger a Israel, sino de apoyar al Líbano, país mediterráneo que ya ha sufrido bastante la tensa situación geopolítica de Oriente Medio. La ONU, cuyo Consejo de Seguridad ha aprobado la finalización de su misión en Líbano (FINUL) a finales del año 2026, debe replantearse un nuevo mandato que fortalezca el proceso de desarme en ciernes. La Unión Europea (UE) debe aportar los recursos que el Líbano solicite, incluso los militares si, como es de temer, el desarme de Hizbulá se convierte en un conflicto (más o menos) interno. España debe implicarse también de modo significativo, bajo el paraguas de la ONU (como ha venido haciendo hasta ahora en FINUL) o el de la UE, si al final Europa se implica en el desarme. La Paz en Oriente Medio no es fácil y es el resultado de muchas piezas complejas que deben encajar. No se debe desaprovechar la ventana de oportunidad de la actual debilidad de Hizbulá. Es ahora o nunca.

Alicia González Pérez

Analista Geopolítica

Licenciada en Derecho y Relaciones Internacionales (UFV)

[1] Hizbulá (también Hezbolá, Hezbollah o Hizbala) es principalmente un partido político libanés que domina un brazo armado que realiza operaciones militares y acciones terroristas. Hizbulá es un movimiento de religión chiita fuertemente implantado en Líbano. Está apoyado por el poderío económico y político de Irán, lo que le permite tener una gran fortaleza económica que invierte en acciones sociales y en la obtención de material militar. El país de los Ayatolás (líderes espirituales chiitas iraníes) usa a Hizbulá como proxy contra Israel, al igual que emplea otros proxies en la región como las milicias hutíes de Yemen.

[2] El Consejo de Ministros libanés adoptó el 05 de agosto de este año, por consenso, la decisión de “restringir la posesión de armas a las instituciones oficiales”. En una iniciativa sin precedentes, el Ejecutivo libanés, liderado por el presidente Joseph Aoun y el primer ministro Nawaf Salam, ordenó al ejército la elaboración de un plan de desarme antes del 31 de agosto.

[3] https://www.infobae.com/america/mundo/2025/07/06/los-terroristas-de-hezbollah-rechazaron-entregar-su-arsenal-militar-para-la-retirada-de-las-tropas-israelies-del-sur-del-libano/

[4] No es la primera vez que Israel ocupa el sur de Líbano como garantía de seguridad de su flanco norte. Durante la Guerra Civil del Líbano, en 1982, Israel ocupó esa zona para protegerse de ataques de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina). No la abandonó hasta el año 2000, motivado por las continuas acciones hostiles de Hizbulá, que obligaron a Israel a replegarse a su territorio, en una campaña que otorgó al Partido de Alá gran fama y prestigio. En 2006 el secuestro de dos soldados israelíes y el lanzamiento de cientos de cohetes desde el sur del Líbano por parte de Hizbulá de nuevo provocó una potente reacción de Israel, que concluyó con el despliegue de una Fuerza de Interposición de ONU (FINUL) en la zona.

[5] Infobae. (2025, 7 de julio). El enviado de Estados Unidos a Siria se declaró “satisfecho” con la respuesta del Líbano a la propuesta de desarme de Hezbollah. Infobae. https://www.infobae.com/america/mundo/2025/07/07/el-enviado-de-estados-unidos-a-siria-se-declaro-satisfecho-con-la-respuesta-del-libano-a-la-propuesta-de-desarme-de-hezbollah/